martes, 22 de marzo de 2011

Voy a describir la muerte que los jóvenes cristianos le dieron a un sacerdote. Los frailes criaban a los niños y les enseñaban la buena doctrina, entre las cosas que les enseñaban había una de carácter opresivo e implacable: eran jubilosos destructores de los templos e ídolos, y terribles delatores de los mayores idólatras clandestinos. En 1525, en Tetzcoco, los niños predicadores destruyeron templos e ídolos indios. Junto con la destrucción de los templos y los ídolos, realizar el espionaje, hay una tercera ofensiva que lanzaron los muchachos fue la muerte violenta que le a un sacerdote del dios Ometochtli unos jóvenes de Tlaxcala recién instruidos por los primeros franciscanos en dicha tierra. Remitiendo la mayor parte del relato del incidente a Motolinía (Motolinía, 1969 pp. 174-176), nos fijaremos sólo en las siguientes palabras suyas: al ver caer al muerto a pedradas al sacerdote pagano, ‘’todos los que creían y servían a los ídolos y la gente del mercado quedaron todos espantados, y los niños muy ufanos’’; ‘’En esto ya había venido muchos de aquellos ministros muy bravos y querían poner las manos en los muchachos, sino que no se atrevieron… antes estaban como espantados en ver tan grande atrevimiento de los muchachos’’.  
Fue un golpe muy fuerte ver como los muchachos acabaron con los valores de larga y férrea raigambre del país, con los sacerdotes respetados y temidos, personajes sólo dignos de ‘’tanto acatamiento y reverencia que apenas osaba la gente de alzar los ojos para mirarles´´. Las almas de los presentes se encendieron como un rayo en su alma destrozaron su mundo interno.      
Para cualquiera es una impresión muy fuerte ver como se destruye el mundo que con mucho esfuerzo se ha construido y aún más fuerte que maten a las personas más queridas o respetadas por la comunidad.



Bibliografía:
KOBAYASHI, José María (1985), ‘’la educación en la Nueva España del siglo XVI’’, en La educación como conquista, México, El Colegio de México, pp.   182-185

Elaboró: Eileen Vázquez Estrada. N.L: 21. 1° II

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